Hablamos de limpiar el rostro con agua micelar, aceite desmaquillante pero, ¿tienes en cuenta la temperatura del agua a la hora de lavarte la cara? Te contamos por qué este detalle también es importante a la hora de cuidar tu piel del rostro.
uidamos nuestra rutina de belleza hasta el más mínimo detalle, eligiendo los cosméticos adecuados, aprendiéndonos en qué orden deben aplicarse los productos, regalándonos de vez en cuando algún tratamiento profesional en cabina… y, sin embargo, se habla muy poco de cuál es la temperatura adecuada del agua a la hora de desmaquillarnos o de lavarnos la cara. Pues tenemos noticias porque este detalle, aparentemente nimio y sin importancia, tiene más relevancia de lo que crees y es que, de la misma forma que sabemos que acabar el lavado del cabello con un chorro de agua fría aporta brillo y que finalizar la ducha bajando la temperatura mejora la circulación, parece lógico pensar que algo similar se podría aplicar al rostro.
Según los expertos, lo ideal es lavarse la cara con agua tibia tirando a fresquita pero, sobre todo, se debe evitar hacerlo con agua muy caliente -una excepción sería cuando nos desmaquillamos, ya que el agua fría endurece el maquillaje-. Si hacerlo con agua fría te parece muy duro, sobre todo en invierno, puedes empezar con agua templada e ir disminuyendo la temperatura -como se recomienda hacer en la ducha-, ya que el contraste de temperatura estimula la circulación y ayuda a relajar los músculos faciales.
Respecto al agua muy caliente, cabrían un par de excepciones puntuales. La primera (y que ya hemos mencionado) sería el momento de retirarse el maquillaje. La otra sería si queremos dilatar los poros obstruidos para realizar una limpieza profunda o si vamos a depilarnos, ya que el agua a mayor temperatura abre el folículo y facilita la extracción del pelo. Eso sí, el uso del agua caliente debe de ser puntual, puesto que deshidrata y elimina los aceites que protegen nuestra piel.
