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¿Qué es el síndrome de Anna Karenina? Un patrón afectivo obsesivo de un amor incontrolado

El síndrome de Anna Karenina lo experimentan las personas que se encuentran en un estado distinto al del simple amor

Lev Nicolaevich Tolstoy, o Leo Tolstoy, dejó a la posteridad una novela que no sólo se convirtió en uno de los grandes clásicos de la literatura universal, sino que es un reflejo de la pasión del amor, tan intensa, tan peligrosa y, a veces, tan trágica: Anna Karenina.

Cuando hablamos del síndrome de Anna Karenina no nos referimos al trágico desenlace elegido por la protagonista femenina del libro, sino a la pasión, a la unión afectiva que experimentó y en la que rechazó sus propios límites.

En esta nota te hablaremos de los daños que pueden causar para nuestra salud estas peligrosas relaciones obsesivas, de las que muchas veces salimos más heridos que crecidos.

El amor pasional y sus peligros, síndrome de Anna Karenina
Cualquiera que haya experimentado un amor apasionado en el pasado sigue atesorando ese sentimiento crudo, sin importar lo mucho que le haya causado la pérdida de ese amor.

Las relaciones obsesivas nos hacen sentir vivos, llenos de emociones todas más poderosas que las demás, como la atracción física, la unión afectiva, el compromiso mutuo y la obsesión, ese sentimiento capaz de hacer del “tú y yo” lo más importante del universo.

Sin embargo, existen una serie de peligros inherentes a este tipo de relaciones, que debes tener en cuenta:

El síndrome de Anna Karenina lo experimentan las personas que se encuentran en un estado distinto al del simple amor. En realidad, padecen lo que se denomina un trastorno afectivo obsesivo, que se caracteriza por una pérdida de control sobre uno mismo, y por una dependencia absoluta en la que los límites de la persona son constantemente empujados hacia atrás. Se vuelve capaz de abandonar a su familia por el amado, de renunciar a lo que la define y de someterse al control del otro para mantenerlo con ella.
Este amor no ofrece la verdadera felicidad, porque es una gran fuente de angustia por el hecho de no tener permanentemente al lado a la persona amada, desconfianza, miedo a ser abandonado o engañado, miedo a que el otro no se involucre tanto en la relación, etc. Todos estos elementos crean un estado de ansiedad permanente, del que es difícil salir.
Poco a poco, la persona pierde su autoestima, su integridad y su equilibrio emocional. Centrará su vida en torno a la persona que ama, de forma tan obsesiva que perderá un poco de su propia existencia. Es una pasión totalmente destructiva.
¿Cómo lidiar con el amor apasionado?
Todos sabemos que en las primeras etapas del amor es habitual sentir esa pasión tan intensa y tan indescriptible. Sin embargo, hay una serie de factores que todos debemos tener en cuenta para no caer en la trampa del peligroso Síndrome de Anna Karenina.

Aquí hay algunos puntos en los que puedes reflexionar:

Nunca busques llenar vacíos al entablar una relación. La búsqueda de la otra mitad puede ser un señuelo. Toda nuestra vida hemos escuchado que el único objetivo que vale la pena es encontrar tu otra mitad, pero antes hay que crecer individualmente, convertirse en una persona equilibrada y madura, capaz de ser feliz por sí misma y de dar felicidad a los demás. No busques a alguien que llene tus vacíos y miedos. El amor y la pareja se basan en el enriquecimiento mutuo.
Ten cuidado de no entablar una relación con tu pareja que te prive de la libertad, que te impide florecer, y que te haga perder todo lo que te ha caracterizado hasta ahora. Amar es ganar y crecer, no perder y limitarse. Las obsesiones nunca son buenas, porque ponen límites a nuestra vida.
Cuando la máxima prioridad en nuestra vida es una misma persona, perdemos muchas cosas, porque dejamos de lado nuestras pasiones, nuestros amigos, nuestros valores. Recordemos que la pasión absoluta por el Conde Vronsky de Anna Karenina, la llevó a abandonar a su hijo.

Nunca cometas el error de amar a ciegas
Ama con el corazón y los ojos bien abiertos, ama de manera consciente, sabiendo lo que estás haciendo y reconociendo todo lo que la otra persona está haciendo por ti. ¿Cubre tus necesidades? ¿Te escucha lo suficiente? ¿Te permite crecer como persona? ¿Les permite crecer como pareja?
El verdadero amor no es una obsesión, es una alegría cotidiana, un equilibrio en el que las dos personas buscan solucionar problemas, escucharse, respetar sus compromisos. Es un mundo en el que no existen los celos, la desconfianza y el chantaje.
Hay que tener en cuenta que el Síndrome de Anna Karenina sigue muy presente en la actualidad. Por eso, ama con intensidad, con pasión, pero nunca a ciegas.

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