La manteca de karité es un producto originario de un árbol africano. Es excelente para tratamientos de belleza relacionados con la piel. Es utilizado ampliamente para la hidratación natural de los labios, raspaduras pequeñas, para combatir el friz o puntas resecas del cabello.
Este extracto se obtiene de las nueces del árbol de karité en las sabanas de África Occidental, entre sus propiedades se encuentran la capacidad de hidratar, regenerar y suavizar la piel.
Es rico en vitaminas A, D, E y F, en inglés es llamado «shea butter». Estas vitaminas la hacen un aliado importante para evitar las arrugas de la piel ya que aporta flexibilidad e hidrata a profundidad.
Esta manteca ayuda a la producción natural de colágeno. Para las mujeres embarazadas ayuda a la prevención de la aparición de estrías y de grietas en el pecho tras amamantar, además previene las rozaduras por los pañales en los bebés.
Para el cabello puede ser útil en la protección del daño solar, restaura la estructura capilar, da brillo, suavidad y volumen.
Las pieles delicadas también se ven beneficiadas con estas propiedades, dado que no irrita, y la vitamina F ayuda a restaurar las membranas celulares.
Las pieles que se enrojecen con facilidad o alérgicas evitan la irritación por sus efectos.
Es importante recalcar que esta manteca de karité es solamente para usos en casos de problemas leves de la piel, las personas con rosácea, alérgicas, embarazadas o lactando deberían preguntar a su médico si pueden utilizarla.
La manteca de karité puede mezclarse con otros ingredientes para potencializar su efectividad por ejemplo:
- Argán
- Rosa mosqueta
- aceite de oliva
- lavanda
- césamo
