Establecer límites ante situaciones como la sobrecarga de trabajo puede crear mejores condiciones para el desarrollo profesional y un equilibrio con la vida personal.
No trabajar después del fin de la jornada laboral, sobre todo cuando no se pagan las horas extra, no asumir funciones adicionales a las que contempla el contrato o, incluso, hacerle saber a un compañero que sus comentarios son incómodos. Decir ‘no’ o poner límites a situaciones como la sobrecarga de trabajo puede no ser fácil, pero todo aquello con lo que no se está de acuerdo o que pudiera implicar un malestar para un trabajador o trabajadora puede ser motivo de una plática explícita para llegar a un acuerdo, sin que sea un motivo de confrontación.
«Poner límites puede estar asociado a una actitud negativa, cuando en realidad representa un acto de amor propio y responsabilidad», dice Alejandra Ortiz, psicoanalista, escritora y miembro de la Sociedad Psicoanalítica de México.
La especialista sostiene que establecer términos en los que una persona quiere trabajar, con base en la naturaleza de su propio puesto, tiene que ver con no rebasar una línea de respeto a la autoestima de una persona y su integridad como trabajadora.
Para Ortiz, el mejor momento de delinear condiciones de trabajo es el principio, pues no se tiene que esperar a que se dé un episodio de abuso o agresión por parte de algún superior o subalterno.
Sin embargo, no es una decisión sencilla para las trabajadoras, que se enfrentan a la posibilidad de que el hecho de decir que no a situaciones laborales limite su crecimiento o bloquee oportunidades de desarrollo.
Para Ortiz, el primer paso para hacerlo es tener pleno conocimiento sobre sí misma y los valores con los que está dispuesta a vivir dentro y fuera de un centro de trabajo, así como los objetivos profesionales que tiene, sin importar quién es la persona a la que se le necesite delimitar en algún sentido.
«Decir que no es una herramienta muy poderosa para cambiar situaciones que pueden mejorar, pero sí puede representar una circunstancia de vulnerabilidad para la persona que no se está atreviendo a poner un límite si no cuenta con un piso sólido», dice.
Un consejo de la experta para expresar una negativa es ser propositiva. Para ello, es importante tener claridad sobre los motivos que la llevan a decir que no y cómo una petición o una situación específica le afectarían directamente.
En este sentido, todo «no» o desacuerdo abierto tiene detrás un proceso de comunicación, de acuerdo con Vania Becerril, psicóloga en Salud Laboral en Bocar Group, una empresa experta en producción y distribución de materia prima.
Cómo decir ‘no’
El proceso de comunicación previo a expresar una negativa puede ser orientado o acompañado por áreas específicas de las empresas que tengan que ver con Psicología, en caso de no saber cómo verbalizar lo que sienten y cómo una situación particular está transgrediendo límites que las personas quieren establecer en los centros de trabajo.
«La clave está en cómo comunicas tus necesidades para que no se interprete como una grosería, un desaire o mala actitud. Pero siempre puede ayudar contar con el coaching de alguien con experiencia que pueda aconsejarte en caso de que haya pasado por una situación igual o cuente con mayor información útil para resolver un problema sobre la otra parte «, dice.
El primer paso es identificar los objetivos que buscas al verbalizar tus ideas, tras un ejercicio de reflexión de qué funciones te corresponden cubrir y qué circunstancias no están dentro de tu control, explica Ángeles Madrigal, CEO de Strategic Talent, firma especializada en el desarrollo de perfiles de liderazgo.
“Muchas veces nos hacemos responsables de demasiadas responsabilidades sólo por ser políticamente correctas”, dice.
En caso de que el escenario que se quiera limitar tenga que ver con una distribución ambigua de tareas y no con un episodio de potencial violencia, Madrigal recomienda decir ‘no’ a la tarea, pero ‘sí’ a la persona: es decir, mostrarse propositiva al ofrecer alternativas que sean convenientes para ella y la resolución del problema.
¿Cómo decirlo? A través de la escucha empática, la cual Madrigal define como un esfuerzo por no asumir nada, y escuchar para entender y no sólo para reaccionar.
“Cuando existe ese ambiente de escucha, podemos tener mayor capacidad de responder de forma directa, sensitiva y eficiente, lo que te permita llegar a un acuerdo”, aconseja.
¿Qué hacer si nada cambiar tras marcas los límites?
Para Vania Becerril, es esencial que una mujer que decide decir abiertamente ‘no’ a un escenario específico sea consciente de que expresarlo no implica que la situación en cuestión cambie, pues la resolución del conflicto también depende de alguien más.
«La idea de poner un límite es cuidar la salud mental, así que si lo hablaste y no cambió nada, comienza otra fase de análisis en el que se pondera lo que te está costando mantenerte ahí y qué podrías hacer diferente, que puede ser incluso buscar otro empleo», apunta.
Aunque decir que ‘no’ implicara en algún momento cambiar de equipo o de trabajo, es un precio justo por el cuidado del autoestima e integridad, de acuerdo con Becerril. Para la especialista, de no hacerlo existen consecuencias a corto plazo como desempeñar actividades incómodas, pero en el largo plazo, podría provocar la evolución de cuadros de malestar y trastornos para generar fenómenos como depresión y una sensación de indefensión ante las circunstancias del exterior.